martes, 25 de mayo de 2010

Mes de Maria. Lectura Tercer Domingo

     Nosotros, jóvenes, venimos a ti, Madre de Cristo y Madre de la Iglesia. Madre de la fe, de la esperanza y del amor. Te traemos toda nuestra juventud.
     Tú, Madre, conoces nuestros límites, y también todos nuestros sueños, nuestros proyectos para el futuro y nuestras posibilidades. Haz que sepamos hacer fructuosa la esperanza que está en nosotros.
     Llevamos grandes anhelos. Queremos vivir para Cristo. Nos dirigimos a ti, la Maestra más segura por los caminos humanos... Ayúdanos a vencer todas las desesperaciones. Ayúdanos a ser más fuertes que todo lo que parece asediarnos.
     Defiéndenos de la soledad que no proviene de una elección y que muchos no logran vencer. Haz que no se transforme jamás en desesperación.
     Te confiamos a los que deben afrontar la desocupación, la falta de casa y el temor ante el futuro.
     Te confiamos a ti, Madre, a las familias jóvenes y a los que se han entregado exclusivamente al servicio de Dios.
     Queremos rezar contigo por quienes buscan los caminos de tu Hijo, y también por los que no saben y no quieren saber nada acerca de ti.
     Enséñanos tu fe, tu esperanza y tu amor. A salir al encuentro de tu Hijo. Guíanos hacia él. Que él sea la respuesta a todas nuestras preguntas.
     Que nuestros corazones estén abiertos, que estén abiertas las casas y los países.
     Enséñanos a estar presentes en la Iglesia y en la vida social.

Guíanos hacia tu Hijo, reconcílianos con él, encomiéndanos a él y devuélvenos a él

AMÉN

No hay comentarios:

Publicar un comentario